La salida de Huelma fué a las siete de la mañana, dirección Huescar, donde llegamos a las nueve de la mañana, un recibimiento de nuestro amigo Manolo Ruano en la cafetería "La Perla", un desayuno de escandalo, con churros incluidos que frien en la puerta del local.
Salimos de Huescar por la carretera de la ermita de Las Santas, un camino estrecho orillado por cipreses, la primera parada fué en la entrada de la finca "El Doctor", donde pudimos contemplar un extenso viñedo del altiplano granadino, que produce un gran caldo.
Continuamos hasta pasar el merendero que hay justo antes de llegar al santuario, nos desviamos a la izquierda por un carril de tierra hasta llegar al Refugio de la Sagra, situado a 1530 mts de altitud, una fuente que hay justo debajo nos vino muy bien para coger agua. Allí se quedaría esperandonos Gregorio hasta nuestra bajada.
La subida la hicimos por la cara noreste, un sendero que tiene un desnivel importante ya que en 4´9 km ascendimos casi 820 mts.
Pronto empezamos a ver los pinos laricios y las sabinas rastreras, el sendero empieza a subir por escalones y trancos que agitan la respiración, pero en una hora y media la cumbre se empezó a ver, los ventisqueros aguantan aún en el mes de Mayo debido a la gran cantidad de nieve caida el pasado invierno. En la cima nos encontramos con un grupo del Club Universitario de Murcia con los que compartimos un rato agradable, curiosamente habian estado en Mágina hacia poco y tenian un buen recuerdo de los chorizos de la cantina de la Estación de Cabra del Stº Cristo.
La bajada la hicimos por la pedrera una rampa increible donde pudimos esquiar entre las piedras sueltas, en tan solo veinte minutos estabamos abajo, algunos ya sueñan con repetirla.
De nuevo nos recogió Gregorio que nos llevó al complejo hotelero "Coyados de la Sagra", una cerveza fresquita y unas magníficas vistas de La Sagra en su cara norte. Seguimos camino dirección a Huescar, haciendo un alto para contemplar unos ejemplares de secuoyas gigantes plantadas a mediados del siglo XIX y traidas desde Canadá por un influyente vecino del lugar, se encuentran dentro de la finca del Barón de la Losa.
Llegamos a Huescar donde nos esperaba Manolo Ruano en el restaurante X, donde nos obsequió con una degustación de las excelentes tapas y raciones típicas de este pueblo, patatas a lo pobre con pimientos y huevos fritos, gachas picantes, bacalao con tomate y no podía faltar el cordero segureño, un final expléndido del que se me pasó hacer la foto.
El regreso lo hicimos por Castril, Pozo Alcón, Huesa, Jodar, llegando a Huelma a las siete de la tarde, un bonito día.
Fotografías: Angel del Moral, "Angelbasé".
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